El Black Friday o viernes negro es, tradicionalmente, el día en que se inaugura la temporada de compras navideñas, y concretamente, el día en que comienzan unas cortas rebajas especiales que suelen mantenerse hasta el lunes siguiente, conocido con el nombre de “Cyber Monday”, más orientado a las compras por internet. Aunque es una tendencia que nació en los Estados Unidos hace más de 50 años, poco a poco ha ido extendiéndose a más países, incluyendo entre ellos a España.
Para el consumidor supone un período de descuento en el que se puede aprovechar la rebaja para anticipar las compras navideñas y, para el vendedor, supone una ampliación de la cantidad de productos vendidos de cara al cierre de año. Sin embargo, en nuestro país no se alcanzan las cifras que se logra en el país que creó la tendencia, donde en 2013 los compradores se gastaron más de 57 mil millones de euros en el Black Friday.
La polémica en torno al Black Friday viene de la mano de tres vertientes: por un lado, la incitación a las compras impulsivas que unas rebajas de tan corta duración conllevan, por otro lado, a la mala praxis de algunos comercios que suben los precios los días anteriores al Black Friday para anunciar unas falsas rebajas y, por último, la gran cantidad de empresarios españoles que aseguran que el Black Friday no es una rebaja rentable.
¿Es rentable el Black Friday?
Pese a que el sector que más se beneficia del Black Friday es el de la electrónica, muchas fueron las tiendas que se adscribieron al ‘Black Friday’ el pasado 2015. Y muy variados: negocios que incluyen no únicamente tiendas de electrónica, moda o calzado, sino bancos, aerolíneas y hoteles, academias de idiomas, concesionarios, parques de atracción… Como ejemplo, algunas de las que se adhirieron en el año 2015 son Aliexpress, Amazon, Bershka, Bimba y Lola, Cortefiel, H&M, Mango, Massimo Dutti, Zara, Calzedonia, Privalia, Zalando, Uterqüe, El Corte Inglés, Carrefou, Lidl, Decathlon, Sport Zone, Conforama, Ikea, La Oca, Leroy Merlin, Apple, Fnac, PC Box, Sony, Vodafone, Air France, Hoteles NH, Alain Affelou, Just Eat, Sephora, AXA Seguros, Cepsa, Oxford University Press, SEAT, Parque Warner, EVO Banco…
El hecho de que tantas grandes empresas se unan al Black friday no necesariamente quiere decir que éste sea rentable.
Se tiende a pensar que si las empresas grandes lo hacen es porque es positivo, y lo es, pero positivo no quiere decir, ni mucho menos, que vaya a ser rentable. Muchas de ellas tienen la capacidad de poder realizar acciones de marketing concretas sin que éstas deban ser rentables en sí mismas. Se trata de inversiones a largo plazo, para mejorar la relación con los clientes, incrementar la fidelidad, aprovechar acciones promocionales concretas…
De hecho, muchos comerciantes de pequeñas y medianas empresas aseguran que se trata de acciones que sólo son rentables para las grandes superficies y para las tiendas online (aquellas que no ven incrementados sus gastos por “tener el comercio abierto” hasta las 12 de la noche).
Por otra parte, aseguran que el aumento de ventas no es real, pues los consumidores que anticipan sus compras navideñas, reducen después sus compras durante el mes de diciembre, comprando la misma cantidad de productos pero a un precio inferior, lo que beneficia al consumidor pero no a los comerciantes.
También se ha valorado lo perjudicial de las aglomeraciones y la escasez de stock para la imagen de su marca, y en los casos de los comercios online, las caídas en los sitios web al no estar preparados para asumir el incremento de tráfico.
Pese a las críticas, este 2016 el Black Friday volverá a realizarse en España. Siempre se celebra el día después de acción de gracias, y este 2016, el pistoletazo de salida a las compras navideñas será el 25 de noviembre.
¿Cómo puedo rentabilizar el Black Friday para mi pequeña y mediana empresa?
Lo primero es calcular si realmente, fuera del período de eliminación de stock sobrante, la empresa puede permitirse realizar los descuentos. ¿Será el margen de beneficios suficiente?
Para que el Black Friday sea rentable, lo ideal es que la empresa acuerde reducciones de precios con los proveedores y realice compras específicas para el Black Friday. El problema surge cuando no todos los comercios pueden tener capacidad de negociación con sus proveedores. Por tanto, es importante realizar el cálculo adecuado y valorar si será positivo para nuestro negocio.
Por supuesto, será importante que la empresa en cuestión aproveche todos los canales de promoción posibles (redes sociales, merchandising, escaparate…) y que los descuentos que se realice sean atractivos. No tienen que estar necesariamente todos los productos en oferta, pero se pueden realizar promociones especiales para los clientes que sean más fieles a la marca o aquellos que realicen una mayor cantidad de compra.